"...Cada milímetro que nos acercábamos mi corazón latía con más fuerza, tus ojos de un color café que me deslumbraban me observaban y recorrían todo mi rostro, tus manos parecían tener vida propia, locas, recorrían mi espalda trazando dibujos indescriptibles. Nuestras cabezas se inclinaban y acercaban, tus labios, sin igual, ocultaban el deseo y la lujuria de tu mente. Aturdida por tu belleza, tu radiante sonrisa, tu original y desgreñado cabello, todo, absolutamente todo, lo adoraba de ti, pero debia parar esto, tu no me amabas y no me querías.
tenía el corazón ecelerado, pero me dolía, me dolía como nunca antes me había dolido - detente - te dije, pero no hacías caso a mi orden, - ¡Detente! - te grité y tu despertaste de tu trance, estabas confundido - te amo, pero me haces sufrir.. - y fue etonces cuando desperté en mi habitación en una cálida mañana de verano"
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